El azul es el color más lindo del mundo. Y el verde. Aunque hay tonos de verde parecidos al azul, y hay azules que por condiciones climáticas se transforman en verde, como la azurita, un mineral que puede variar su composición química y convertirse en malaquita, una hermosa piedra de color verde agua. La lazurita (con L) en cambio no varía jamás, y es el componente principal de mi piedra favorita: el lapislazuli. Antiguamente se usaba como tinte para teñir la ropa de la realeza, o pintar cosas importantes como, no sé, la capilla sixtina y esas vainas, incluso mucho antes, los egipcios la usaban para hacer esculturas y joyas; el lapislazuli, por ejemplo, está muy presente en el decorado de la tumba de este chibolo que fue Faraón un día, hace tiempo ya, Tutankamón.
Nota aclaratoria: Todos los textos y dibujos publicados en este espacio son creados por la imaginación aturdida de la autora. Todo es ficción. Cualquier parecido con la realidad...
domingo, 29 de noviembre de 2020
Blue
Performance
Muchas veces me han dicho qué por qué escribo lo que escribo, mis tías preocupadas pregúntandome por qué siento que no tengo amigos, por qué digo que la vida es una mierda, por qué "cuento mi vida". Y es que hay cosas que parecen no quedar claras: existe algo llamado "performance".
La mosca
Estás tirado en la cama de una habitación cerrada y ves que dentro se ha quedado atrapada una mosca. Tienes dos opciones: 1. Abrir la puerta e instar a la mosca a salir. 2. Observar su vuelo. Coger un papel, hacer un gráfico de la habitación y, dentro de este, un diagrama de los lugares en los que esa mosca hace su breve pausa, anotar al lado los segundos o minutos que se anteponen a su nuevo planeo, trazar una línea de cada uno de estos planeos y nuevamente el tiempo correspondiente al lado. Hasta que por fin la mosca encuentre esa pequeña abertura en la ventana y emprenda el escape. Para ese momento tendrás el diagrama de un espacio lleno de líneas, curvas, puntos, números, decimales. Nadie va a entender qué es. Puedes enmarcarlo y colocarlo en una pared de la sala, y la gente se acercará y dirá: Hey, qué loco es esto ¿Qué es? ¿Cálculos aritméticos? ¿Un estudio sobre la arquitectura de un espacio? ¿Lo vendes? Y tú responderás: este cuadro es y se llama: La glorificación del aburrimiento.
Belleza
La sopa
Qué linda es la gente que quiere compartir contigo su comida y su buena onda. Lástima que yo, como diría mi amiga Milagritos, he venido fallada.
Taylor
Estaba comiendo papas doradas y teniendo una conversación con un amigo, más bien escuchando su monólogo, cuando de repente, mirándome fijamente, me dice: "en fin, tú ya sabes cómo es la vida".
Mente
Me sirvo una taza de café con leche de almendras, me pongo dos pares de medias y le doy play a Keeping up with the Kardashians, porque no todo en este mundo es Emir Kusturica o Lars Von Trier, a veces una quiere ver qué tanto botox se puede seguir inyectando Kendall Jenner. Si a alguien le parece una incoherencia que te gusten de la misma manera los dramas psicológicos que las comedias románticas, le tengo que decir que es un fósil de hace 7000 años. Siempre hay que darle nuevas perspectivas a las cosas que son consideradas problemas. Por ejemplo, si yo no me decido, si siempre estoy cambiando de lugar, de casa, de ilusión, de planes, de gustos, de ideas, etc., más que una desventaja yo voy a considerar esto como una virtud. A mí no me gusta aburrirme. Punto. Y ese es un sentimiento totalmente legítimo, como el hartazgo que se siente cuando le preguntas a alguien su edad y te hace adivinar.
viernes, 11 de octubre de 2019
Zurda
Hace muchos años en una de mis primeras clases de escuela una profesora nos enseño a diferenciar la derecha de la izquierda con el siguiente ejemplo: La derecha es la mano con la que escriben, por ende la izquierda es la otra". Esto, en el futuro, generó en mí un problema grave de falta de confianza.Yo viví creyendo que mi derecha era mi izquierda, y todo lo hacía según ese mecanismo. Cuando marchábamos en el desfile escolar y debíamos girar a la derecha, yo giraba hacia el otro lado, cuando debía levantar primero el pie derecho yo levantaba el izquierdo, y era siempre a la que llamaban la atención por "torpe". Luego me inscribí en la banda del colegio, y mientras todos parecían llevar muy bien el compás yo sufría incontables fracasos tratando de coger la pandereta con mi casi inútil mano derecha. Me demoraba el doble en cortar papel o tajar el lápiz en las clases de arte, porque estos instrumentos están hechos para diestros. Entonces mientras mis compañeros ya andaban en el paso 7 de la tarea yo recién estaba terminando de cortar la hoja del paso 1.
Siempre me sentí torpe, desnivelada, creía que era lenta, que aprendía mal, que no entendía lo que me decían. No recuerdo en qué momento supe que era zurda, no sé si alguien me lo dijo o yo lo entendí, pero en un momento lo supe y el panorama se me torno más claro.
Eso hago hasta ahora, dudo mucho reconociendo mis caminos.
martes, 8 de octubre de 2019
El hombre más lento del mundo
Mis amigas siempre dicen que me pasan las cosas más raras del mundo y en las reuniones siempre nos reímos, o nos molestamos, o nos asombramos hablando de mi vida y de las de ellas también, que nunca se han quedado atrás cagándola.
Me mandé este preámbulo para dramatizar un poco lo que me pasó hace una semana más o menos: Estaba yo vendiendo por internet un pasaje a Cancún, mejor dicho, MI PASAJE a Cancún porque el chico de Israel que conocí hace unos meses y con el que planeé un reencuentro romántico en la playa y un posible futuro en Australia, me dijo que "by the way" había conocido a otra cuando le escribí para coordinar nuestros horarios. En fin, yo estaba ofertando el boleto a precio fumón, con el rimel corrido, dispuesta ahora sí a largarme a vivir a Cusco y cambiar mi vida, pero primero, claro, emborracharme hasta la inconsciencia, lista para resignarme al fracazo de una vez y pensando que esto de ser feliz no es para mí, ya qué chucha, otra misión tendré..., cuando alguien me dice "Hola" por el chat de facebook. Confieso que al inicio no tenía idea de quién era pero su nombre me sonaba. No me importaba, yo solo quería que alguien en la vida supiera disfrutar del viaje que yo me iba a perder y que obviamente Despegar me devolviera mi dinero, entonces de frente le di la información del vuelo queriendo enyucarselo a toda costa. Él me dijo que no me hablaba por eso, sino más bien por una conversación que dejo conmigo a medias en el 2013. Ahí descubrí, subiendo el chat, que efectivamente hace 5 años yo le había escrito para decirle que lo había visto en una expo de arte, que me gustaban sus pinturas y que quería tomar una chela con él un día, y él me había dicho que qué lindo pero que tenía novia y ahí terminó todo. Mi problema es que cuando algo se me ocurre lo intento, y por eso siempre estoy en situaciones bien bonitas, bien ridículas o bien turbulentas. El pintor me dijo que todos estos años había pensado mucho en mí, que me leía siempre y veía mis fotos. Ahora me escribía porque quería aceptar mi invitación e ir por mí y por esa chela y que si en todo caso la promoción ya no estaba vigente, me agradecía por ese acto espontaneo que siempre recordó y recordará con una sonrisa nostálgica. En ese momento, perdón por matar el romanticismo, yo seguía sin acordarme bien de su cara y sobre todo seguía queriendo venderle el maldito boleto a Cancún. Cinco años para aceptarme una chela, ya ni siquiera me acordaba que existía ese hombre, ¿qué demonios? ¿cinco años pensando en esa chela secretamente cuando mi vida ha sido algo así como el diario de Bridget Jones? Qué bestia para demorarse el flaco (de verdad es muy flaco) y yo justo ese día estaba criticando mentalmente a la chica que viene a limpiar la casa porque barre muy lento y tengo que esperar un buen rato para entrar a la cocina cuando estoy ciega de hambre. Perdóname Milagros, perdóname.
Bueno, el final de la historia es que el pintor y yo hablamos un rato más, nos encontramos, bebimos esa chela pasmada en el tiempo, fuimos felices y ahora nos vamos juntos a Cancún. No mentira, él no se va. Pero yo ya tengo un chico lindo para compartir cervezas y chistes estúpidos de los 90's por un tiempo que posiblemente sea breve, aunque me hace dudar porque no es cualquier chico, es el chico más lento del mundo.
Caleta
Hace poco conocí a un nuevo y lindo amigo. Se llama Paulo, es productor y desde el primer día nos llevamos bastante bien.
Yo creo que era una noche de viernes cuando me dijo que estaba cerca a mi casa y me preguntó si quería huevear un rato y tomar unas chelas. Yo recién me había mudado. Tenía dos semanas viviendo en una residencial en la Av. Salaverry y aún me perdía buscando la puerta de mi casa porque absolutamente todos los edificios (por dentro y por fuera) son iguales. Paulo llegó y salimos a la parte trasera de la resi, donde hay unos jardines bien bonitos y bancas. Nos sentamos a tomar las latas y hablamos un montón hasta que empezó a hacer frío y él me sugirió que entráramos a mi casa. Le dije bueno sí, vamos, pero no quiero que mis roomies te vean entrar, para evitar algún problema tu entrada tiene que ser caleta, BIEN CALETA. Palabras trágicas aquellas.
Yo tenía la intención de dar la vuelta y salir por Salaverry para buscar la casa, pero mi amigo, pragmático él, me dijo que entráramos por la puerta de atrás. Le dije que no reconocía el edificio por ese lado y me dijo: Haz algo sencillo, mete la llave en cada puerta y la que abra será el edificio. Claro, qué lógico sonó eso en ese momento. Nada de pensar en alguna posible contingencia. Probamos con tres puertas y nada, la cuarta se abrió. Subí y él se quedó abajo, le dije que me esperara para chequear primero que no haya nadie en la sala. Metí la llave en la cerradura y no giraba. "Qué extraño" pensé. Traté de nuevo con más fuerza. Nada. Empujé la puerta a ver si tenía truco y nada, estaba empezando a contrariarme cuando la puerta se abrió y salió un hombre muy gordo de unos dos metros de altura "Señorita, ¿quién es usted y por qué está intentando entrar en mi casa?. Oh, señor, perdón ¿este no es el bloque 28? No señorita, es el bloque 25. Ah, ¡mil disculpas!, me confundí, hasta luego. En ese momento sale la que me imagino era su esposa, una señora bajita y gordita con una pijama rosada de los ositos cariñositos. Me miró furiosa y yo más bien me quería reír de su pijama pero me mantuve serena y pasiva. "¿Qué pasa? dijo, ¿Como ha entrado esta chica aquí? ¿Abajo hay un hombre? Hay que llamar a la policía ahorita mismo". Entonces yo nuevamente le expliqué que era nueva en el edificio y me había confundido de bloque y que al parecer una llave abría ambas puertas pero que ya me iba. Ella estaba enfurecida, alterada, era una justiciera y me quería ver presa por haber violado la propiedad privada. Sus gritos hicieron que salgan todos los vecinos, que baje el conserje del edificio y que entre el huachimán de la cuadra. Y yo ahí explicándole a todos una y otra vez mi bestialidad y perdiendo poco a poco el amor propio.
"Vamos a llevarla a la comisaria porque además está borracha, creo", dijo alguien por ahí. Ah no, me parece que ya estan exagerando un poquito, nada de series policiales para ustedes desde ahora. Solo he tomado dos latas, bueno dos latazas, pero borracha no estoy, contenta nomás, déjenme ir a mi casa y ya paren el drama, hombre, que Paulo está congelándose ahí afuera. Me dejaron ir a mi casa a pesar de las protestas de la gorda de los ositos, pero eso sí, me iban a llevar para comprobar que en efecto vivía ahí. Llegamos y abrí la puerta de la casa: ¿Ven? Acá vivo. Ya está. De repente sale Marita, mi roomie y dueña de la casa, ¿Qué pasó? me dice al verme parada en la puerta con tres vecinos, el conserje, el huachiman y Paulo a un costado con su bolsa de chelas. "Nada, que me confundí de edificio y los señores han venido a verificar que vivo acá". Marita los mira divertida, sonríe: sí claro, ella vive acá. Salen mis otras dos rommies asustadas por el escándalo.Todos nos miramos. En esos segundos evidentemente nadie ahí está entendiendo qué pasa, ni siquiera yo que estuve desde el inicio. "Ah bueno, ok entonces, disculpe señorita pero teníamos que verificar". Se van y Paulo y yo entramos al depa, lo presento y le digo a las chicas que estaremos en mi cuarto un ratito. Cerramos la puerta y nos da un ataque de risa. La entrada más caleta del mundo, ¿no?.
Adentro
Ya no me quiero estresar, estoy agotada. Me he gastado. Así que voy a dejar de enfocarme en los grandes triunfos y más bien, desde ahora, voy a apuntar a esas pequeñas victorias cotidianas. Voy a ser feliz en las mañanas cuando logre sancochar el huevo en el punto exacto, ni tan cocido ni tan aguado. Voy a sonreír emocionada cuando llegue al paradero y el carro que voy a tomar esté llegando al mismo tiempo que yo. Voy a sentirme realizada como madre cuando mi gata Butifarra (que me desprecia pero a veces se le olvida) vaya a mi cama para dormir conmigo.
No voy a esperar nada grandioso, claro que también tendría que analizar qué es grandioso y que no, pero sí estaré dispuesta a recibir lo dulce y sano de la vida. Voy a eliminar de mi ser toda la capacidad que tengo para decepcionarme y así por fin se me acomodará el escaleno, el esternocleidomastoideo, las apófisis espinosas y todas esas huevadas raras que tenemos ahí adentro.
A dónde vas...
Ya me olvidé a dónde quería llegar con este texto. Me he desconcentrado porque en el cuarto de mi mamá encontré una caja de galletas y mis niveles de serotonina se han elevado dramáticamente, entonces este texto que probablemente tenía como finalidad demostrar una vez más que la vida no tiene sentido se ha disuelto, como la Unión Soviética, como el gobierno de PPK, porque la vida siempre tendrá sentido cuando tu mamá le cure las heridas a los gatos que recoge de la calle y tenga en su casa chocolate y galletitas
Busco chamba
Busco trabajo, y ya que vamos por ese camino, busco paz interior también, busco un hombre decente, busco un lugar donde se pueda conseguir todo tipo de alimento sin gluten porque soy resistente a la insulina, y así podría seguir enumerando todas las cosas que me hacen falta en la vida pero wc2zf (gato poniendo la patita en el celular) ya me desconcentré.
Bueno, si necesitan diseñadora yo estoy aquí :) , otros también están, yo sé, pero porsiacasito yo también.
Mis amigas
Oficinas
Ladrona de medias
Salma
Apu
Lu
Días
Todo esto mientras como olluquito. Ya está, me tengo que distraer. Quiero trabajar pero el internet se ha cortado en la oficina. Entonces mi novio me llama emocionado para hablarme de sus intenciones de practicar el freeganismo. Cuelgo, me sirvo un té verde, me acomodo el pelo lentamente y abro mi pastillero. Gracias vida, por el clonazepam.
Cusco
Qué felices hemos sido estos meses. Estoy muy agradecida. Volveremos pronto. Ahora a seguir la vida.
lunes, 9 de julio de 2018
Mi gigoló
Yo me compro de vez en cuando un placer lindo y extendido porque, aunque todas las tardes prenda un incienso para mantener mi contacto con el mundo místico, la felicidad en las grandes capitales siempre fue y será una cuestión de dinero. Osea, tú te compras algo que le producirá placer y dicha a tu corazón: te compras un chocolate, una pizza, un boleto de avión a Cancún, un carro, te compras ropa, te compras pastillas para la depresión. Algunas personas tienen además cosas que eligen para sentirse acompañadas y felices, no pagan por ellas pero las obtienen con cierto nivel de sacrificio: un novio, por ejemplo, un perro, una familia, un grupo de amigos, un equipo de trabajo. Yo, después de muchos años probando todas las anteriores he elegido algo más práctico y menos común: yo tengo un gigoló.
Se llama Marco (eso dice él), no sé si será verdad por eso casi nunca lo llamo por su nombre, no quiero sentirme estúpida reincidiendo en un error tan ridículo, es más, creo que nunca lo he llamado así. Con él además, soy una mujer poderosa, le prohíbo y ordeno cosas, siempre dulcemente, claro. Me siento como una Sultana benevolente manejando un imperio y el cuarto azul que alquilo en la avenida Salaverry es el equivalente al nuevo Imperio Otomano. Pero la diferencia de esta pacífica conquista con aquellas otras batallas sanguinarias es que aquí adentro existe un profundo sentido de justicia. Todo se paga y se retribuye. Con la misma moneda yo te lo pagaré, amenazan Los iracundos en una oda a la venganza, pero en este caso el bien se paga con bien, y a mí sí me gusta que me paguen con la misma moneda.
Yo le tengo cariño a mi gigoló porque siempre acepta hacer todo lo que me hace feliz. Poca gente te da ese disfrute, poca gente te deja soltar el animal encerrado que te estira la piel desde adentro.
Mi gigoló me besa, me hace reír, me abraza, me dice que soy hermosa, me pone contenta, luego coge su dinero y se va dándome un beso en la frente. No tengo que alimentarlo porque nunca acepta que le prepare algo de comer, nunca tengo que acompañarlo a ninguna parte, nunca tengo que mentirle o analizar las consecuencias de su vida en la mía.
Yo tengo algo lindo y poderoso, algo que me distrae mágicamente y me llena de energía para enfrentarme a todo lo desfavorable que la vida tiene para mí allá afuera.
Anoche, en un ataque de ansiedad, me prometí borrar su teléfono porque eventualmente las personas se enterarán y empezarán a juzgarme, pero luego tomé dos ansiolíticos y cambié de opinión. No voy a perder nada que no quiera perder.
"Si te vas la sal deja de estar salada y ya no sirve, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea."
martes, 20 de febrero de 2018
Un perro dálmata
Yo entré porque me habían avisado que había un chico guapo en la cafetería. Fue curiosidad, sí, pero sobre todo fue presión social. Entré caminando de frente y luego giré la cabeza disimuladamente hacia donde estaban ellos (así, despacito, nadie me ve...) pero justo en ese momento él levantó la cara y me vio. Ya, qué importa, igual no sabe quien soy y nunca más me va a ver, así que lo miré conchudamente por unos segundos y luego me compré una galleta de quinua.
Cuando salí mis amigas estaban afuera. Participé del cuchicheo sobre su belleza varonil y me largué rápido porque no me interesaba mucho apreciar/conocer la vida de una persona que no apreciaba/conocía la mía.
Y bueno, nada, como hoy es 14 de febrero (ah no, ya es 20) quise contar la historia de cómo hace 12 años me convertí temporalmente en la novia del chico guapo que llegó un día a matricularse a la universidad y que ahora vive en París con una mujer de tetas enormes y un perro dálmata.
viernes, 28 de julio de 2017
Macedonio
Soy la mejor amiga de muchas personas, soy una talentosa diseñadora, soy una persona comprometida con lo que hago, soy inteligente, soy divertida, compinche, cómplice de aventuras, soy viajera, trabajadora, buena hija, buena hermana, chica estable o pasajera de algunos. Soy empática, comprensiva, soy honesta, tengo más valores que la gente común, soy defensora de causas nobles, ambientalista, animalista, altruista. Me gusta leer, escribir, dibujar, pintar con acuarelas, ir al cine, ir al teatro, armar frases con letras de revistas. Canto, bailo, cocino muy bien. Soy sensible a cualquier clase de manifestación artística. Me adapto a los cambios, me gusta conocer gente buena, me gusta el sexo, me gusta reír, caminar, compartir, me gusta la cerveza, no tengo prejuicios, no critico, no juzgo, no envidio, no me meto en asuntos ajenos, me gusta la libertad, respeto y admiro la forma de ser y la felicidad de los demás. Me enfrento a la vida, con miedo, con ansiedad, pero siempre me enfrento, no me paralizo.
Soy una gran persona, me digo para convencerme a mí misma mientras toco el bulto enorme que acaba de salirme en el cuello producto de alguna contractura muscular tal vez, o de algo peor, pero eso lo descubriré luego. Me lleno de inseguridades en un segundo, entro al punto de no retorno y me deprimo, me dejo caer sobre la cama mientras mi dolor de cuello sube hasta el oído. Le repito a mi gato que soy un gran ejemplar de mi especie y que ha tenido suerte de encontrarme y abro los sedantes que me harán dormir dos días enteros para olvidarme de que en el mundo hay cosas que no tienen solución, cosas que jamás podré alcanzar, que hay gente que sufre, que va, que viene, que desaparece como los antiguos pobladores del Indostán, como los manuscritos originales de Amadís de Gaula, como la voz de Macedonio Fernández diciéndome entre sueños que nos emancipemos de los imposibles, de todo lo que buscamos y creemos que no hay, y peor aún, que no puede haber.
miércoles, 24 de mayo de 2017
Puente
jueves, 20 de abril de 2017
Prípiat
En algún lugar del mundo hay una ciudad con una casa que tiene dentro una mujer que blasfema. En el interior de su cuerpo se acaba de producir un aumento súbito de flujo biliar. Camina de un lado a otro escuchando una canción que le molesta. Esa canción ha sido el material reactivo del final de todo un proceso.
Esa misma mujer pide delivery de comida rápida y se sienta en la cocina a devorar su ansiedad, que por ese mismo acto, se hace más profunda, más visceral.
El teléfono suena pero ella no lo escucha, sigue devorando ese batido verde y homogéneo que es la rabia que todos sentimos cuando alguien que hemos amado ya está amando a alguien más.
Tú no estás amando a alguien más. Y, a menos que sea un secreto, a ti nadie te ama.
A ti todavía no te toman de la mano nuevamente y te preguntan qué quieres hacer por la noche. Tú no has reiniciado tu vida en las praderas del amor; tú sigues igual, trabajando, pagando tarjetas de crédito, haciendo planes a largo plazo y sobretodo acumulando una cantidad de estrés que podría igualarse a la energía contenida antes de la explosión de la planta nuclear de Chernobyl.
Tú eres, junto a tu comida chatarra, un desastre medioambiental.
En este segundo, una persona que amaste está floreciendo en sana libertad muy lejos de tu casa y sabes que durante muchos años no podrá ni querrá volver. Porque tú, ya en el tranquilo silencio que conlleva el proceso de descontaminación, eres Prípiat, la hermosa y desolada ciudad de los mutantes.
domingo, 2 de abril de 2017
Filadelfia
El asunto acá, el traspié de la vida en esta ocasión, es que mi queso crema no se acaba nunca.
Cada día le unto una cucharada grande a mis tortillas de maíz libre de gluten pero no obtengo resultados. Me da la impresión de que en las noches, dentro de la refri, se regenera.
Hoy nuevamente he tratado de acabar con él en una lucha infatigable en la que, como siempre, ninguno de los dos a logrado reducirse.
Llegará el día apocalíptico, la rebelión de las máquinas, los humanos desapareceremos de la tierra, el mundo será un lugar inhóspito para cualquier tipo de organismo pluricelular, las ciudades del mundo serán tumbas de fósiles sumergidas en el reino del deterioro y la corrosión, cambiaran las leyes del tiempo y el espacio, y juro que ese queso seguirá estando ahí.
De estas reflexiones y las pesadillas que tuve anoche he sacado mi conclusión final, y ya está decidido que hoy será nuestra despedida. La opción de tirar al tacho de basura la comida cuando ésta confabula contra tus planes y tu integridad ya no se ve tan descabellada.
Acá no hay culpables, queso crema, porque los dos nos hemos equivocado. Hemos escogido el camino incorrecto y al final del día habremos aprendido una lección valiosa e inexplicable. Sé que creíste que eras importante, que fuiste creado con un propósito, y que ahora delante de este abismo negro de polietileno sientes que vales poco menos que nada. Pero, si esto te sirve de consuelo, quiero que sepas que a pesar de cualquier esfuerzo de insurrección, sedición o lucha por una causa justa, desde que nacimos, tú, yo y todos los seres y objetos que habitamos este planeta que está inevitablemente destinado a borrarse de la memoria colectiva del universo, siempre fuimos poco menos que nada.
viernes, 10 de marzo de 2017
Marzo
En la radio están pasando un especial de Frankie Ruiz, porque hoy hubiera sido su cumpleaños.
Seguro mujer que hoy eres feliz. Que nada de ayer hoy te hace llorar.
Ayer soñé un recuerdo. Soñé que iba a tu casa y me esperabas sentado en la puerta, con un gesto de fastidio. Yo llegaba apurada y con cara de culpa, mirándote de costado como una paloma, siempre con miedo de que te hubieras aburrido de esperarme.
Perdóname, no me di cuenta de este juego y me enamoré...
Después de esos tiempos no he vuelto a dejar que alguien me trate mal.
Abro un trago y brindo sola, en pijama y sin zapatos. Canto en voz alta esa salsa de antaño que me hace recordar a mi papá, y a mis exs. Hoy voy a recordar a los hombres que he querido.
...que yo podía, si quería, vivir sin tu amor.
Sé que me estoy emborrachando cuando mis estados de ánimo se confunden entre sí y me pongo triste pero estoy alegre. Me da risa porque son las 11 a.m. y yo debería tener cosas más importantes que hacer en lugar de estar celebrando el cumpleaños de Frankie Ruiz en mi cuarto.
Miro mi celular para revisar los pendientes del día, abro la ducha y le subo el volumen a la radio.
Seguro mujer que hoy eres feliz, que puedes hacer lo que quieras tú...
https://www.youtube.com/watch?v=xejr-tCYsHk
lunes, 13 de febrero de 2017
Historia de cómo perdí un trabajo en el 2012
Pero tenía que trabajar. Estaba comprometida con el desarrollo empresarial de mi país y con una bandeja de entrada llena de motivos urgentes que yo misma había ordenado en jerarquía de colores. Mi inmersión en la sociedad utilitarista había decantado en el total aniquilamiento de mi libertad, mas no de mis ansias de la misma.
Eran las tres de la tarde y yo quería ver películas, estudiar nuevas formas de expresión visual, identificarme, anexarme, memorizar todas las frases de ese asolapado pero drástico adoctrinamiento que te da el arte.
Pero nada de esto se puede cuando hay que seguir ordenes y entregarse al tiempo. Entregarse. Darse a la vida como un obsequio y recibir de la misma manera todo lo que venga de las manos de otros, o peor aún, recibir a los otros, completos en alma y cuerpo. Cuando tienes sexo con alguien estás teniendo sexo con todas las personas que estuvieron ahí antes que tú.
Eran las cuatro de la tarde y yo nuevamente estaba cansada de las trayectorias, de los pasadizos, de las ideas, de la gente, de la ciencia y también de la ciencia ficción; estaba hastiada, aburrida de buscar y no encontrar las respuestas que me permitirían hacer un balance coherente sobre mi falta de motivación. Estaba hasta el orto de las voces humanas empujándome desde todos los ángulos existentes, sin saber que en estricta física el resultado de la suma de fuerzas es nulo. Yo quería ser alguien mejor. Yo quería dejar todo tirado sin que me importara un carajo el horario laboral y correr detrás de una ilusión como un conejo histérico con trastornos de ansiedad.
Y aunque la sociedad juzgara mi incapacidad para vivir en simbiosis y mis necesidades no fueran analizadas en ámbitos poéticos o literarios sino más bien psiquiátricos, yo quería hacer (sola y únicamente) lo que a mí más me gustaba. Y a mí lo que más me gustaba... era estar contigo.
https://www.youtube.com/watch?v=haBpm6hUPmU
domingo, 18 de diciembre de 2016
:)
miércoles, 5 de octubre de 2016
La rebelión de los objetos.
Ayer comenzó. El router fue atacado por fuerzas involuntarias (uno de mis gatos) y salió volando. Ahora permanece muerto, oculto tras la sombra del gran estante que ocupa toda la pared de la sala. Entonces hoy, como no tengo internet, leo. Leo un cuento de Kafka. Es la descripción de los once hijos de un hombre anónimo. A mí eso de no saber quién es la gente me da un poco de angustia, ansiedad más bien, pero igual me entretengo. Me quedo pensando en el último hijo, el más débil, el que sueña con volar lejos y llevarse al padre en los hombros.
Rodrigo me llama. Hay una urgencia y tengo que enviar un diseño en media hora, ¿cómo hacemos?, me dice. Pues, no sé, no sé cómo hacemos.
Me levanto rápido para buscar a algún amigo que esté en casa y pueda prestarme un espacio para ir un rato a trabajar. La pantalla táctil de mi celular lleva días respondiendo de forma lentísima y me demoro un minuto y medio aproximadamente en escribir la palabra "hola". Luego de una batalla bastante dramática con el aparato ese, por fin logro comunicarme en lenguaje casi primitivo con un amigo que vive cerca y voy para su casa. Son las 2 de la tarde y a las 7 debo estar en la graduación de mi hermana. Trabajo a velocidad maratónica, envío mis pedidos, respondo correos, analizo semioticamente cada capa de imagen trabajada, miro la hora constantemente y a las 5 salgo corriendo en dirección a mi casa para bañarme y salir nuevamente. Llego y entrando nomás me doy cuenta de que tengo hambre. Me meto un pan frío a la boca y abro el microondas para calentar café, pero el microondas no se prende. Reniego y busco el cable del enchufe, pero el cable del enchufe está ahí, perfectamente conectado. Entonces pienso que esto solo puede obedecer a una razón... prendo el foco de la cocina y no pasa nada. No hay luz. Se ha ido, le digo en voz baja a una persona invisible parada frente a mí. Camino lentamente por la casa, pensando y esperando, ya va a venir, debe ser una falla momentanea. Ya va a venir. Pero no viene y los minutos pasan más rápido que nunca. He regresado al pasado, la telefonía móvil 4G es un sueño pendiente en la cabeza de alguien, es fines de los 70, la luz es Joanna y esto es Kramer vs Kramer. La tecnología se me rebela en conspiración con el cosmos. "La rebelión de los objetos", Saramago siempre tuvo razón, los sucesos no ocurren de manera casual, no exiten los accidentes, todos los objetos del mundo tienen un alto nivel de conciencia, una energía propia, nos conocen, nos ven, saben nuestros nombres y nuestras debilidades, hoy vas a caer, me dice la pantalla negra de mi celular, hoy caes.
Pero yo no soy cualquiera, yo soy una mujer terca con mañas de clasemediera tercermundista, así que hacen falta más cosas que las luces parpadeantes de los aparatos electrónicos para detenerme. Además he visto todos los capítulos de Doctor Who. Caliento agua en la tetera y busco una tina grande. Así, a la antigua, como se baña la gente en los caserios de la sierra, como baña mi amiga Milagros a su hija de 2 meses mientras le agita de vez en cuando una sonaja para que ella pueda relajarse y sonreir imaginando sabe dios qué cosas con ese cerebro nuevecito. De la misma manera me baño yo ahora, pero con prisa y con la imaginación ya muy contaminada. Salgo de la ducha mojando la madera del piso. En otro tiempo mi mamá me hubiera hecho secarlo, pero ahora tengo libertad para destruir y/o construir sobre lo que mis padres alguna vez creyeron suyo. Unos cuantos años y somos nada...
Levanto la mirada para ver la hora y me doy cuenta de que el reloj también se ha parado. Esto sí no me sorprende. Me hace sonreir. El reloj lleva parado varios días pero nunca me importó, habiendo tantos lugares en los que uno puede ver o escuchar la hora dentro y fuera de su casa, ¿qué demonios importa un obsoleto reloj de pared lleno de polvo?. Importa mucho hoy que la pantalla de mi celular se rehusa a condecender a la fuerza de mis dedos. Pantalla insumisa con 5% de batería.
Quiero ser un gato, pienso mientras corro en dirección al paradero estirando el brazo para que me vea el chofer de la combi. Quiero ser un gato en New York, la mascota peluda y vagabunda con cara de no me toques imbécil de Madame Chiang Kai-shek, entonces nunca tendría que detenerme a ver la hora, ni cargar mi laptop, ni humillarme ante mi celular. Toda mi vida se resumiría al Credo quia absurdum.
Subo a la combi con la sensación de que he triunfado. A pesar de todo voy a llegar a mi destino a la hora programada, le he ganado a la rebelión de los objetos me digo complacida y no puedo evitar sonreir. El cobrador se acerca y yo meto la mano en mi cartera solo para darme cuenta de que mi monedero no está ahí. Me lo imagino entre las sombras, estático en algún lugar de mi casa. Miro por la ventana. El carro avanza. Quiero ser el perrito huesudo en la bolsa de Paris Hilton, quiero ser Paris Hilton...
lunes, 18 de julio de 2016
Almost blue
Pero basta, lo que importa acá es el concepto. Aunque los conceptos de mi vida hace tiempo se han apastelado y difuminado y ahora hay una sola palabra que me encierra. Una firma ininteligible. Ese pedacito de garabato diminuto y arrinconado sí que soy yo. Almost doing things we used to do... canto bajito. Me pongo en cuclillas y me subo el jean para levantarme de un solo impulso. Pero algo falla, las maderas bajo mis pies traquetean inconstantes y me hundo, me voy hacia atrás como un animal que cae torpemente en una trampa. There's a girl here and she´s almost you...
https://www.youtube.com/watch?v=z4PKzz81m5c
jueves, 31 de marzo de 2016
Palomas.
Después ya no hubo nada. Una amistad linda que no pasó de eso, miradas cómplices, gileos de madrugada que terminaban en bromas estúpidas, recuerdos de caricaturas de los ochentas, y una declaración a medias que no llegó a tener respuesta.
Ahora, diez años después, me compro un vestido para ir al bautizo de tu primer hijo. Camino buscando un regalo y me pregunto cómo sería la vida si nos hubiéramos enamorado en ese trayecto de caminatas interminables y latas de cerveza mirando la playa mientras nos contábamos los secretos familiares que habían ocasionado nuestros traumas adolescentes. Cómo sería todo si hasta ahora estuviéramos juntos y fuera yo la que se sienta en la mesa de tu departamento a sacar cuentas contigo y recordar los apellidos de nuestros amigos de toda la vida. Los más memorables, los mejores. Me halaga estar en esa lista. Compro un regalo lindo para Gabriel y un vestido sobrio para mí y te envío un mensaje confirmándote que recibí la invitación y que asistiré puntual a la iglesia pero que solo podré quedarme un ratito al almuerzo porque tengo una reunión a las tres. Me respondes casi inmediatamente para decirme que estás feliz de volver a vernos a todos y que ese día es aún más importante por esa razón agregada. La charla se acaba rápido y yo tomo un taxi de vuelta a mi trabajo y recuerdo también que cada vez que te molestabas fingías parar un taxi y yo corría a retenerte con un abrazo aunque sabía que no te ibas a ir porque en el bolsillo solo tenías dos soles y un par de cigarrillos medio doblados. Desde eso ha pasado tanto. Me gusta saber que el tiempo te ha traido una buena vida y que a diferencia mía (que hasta ahora no sé a dónde voy), estás estable, tranquilo, enfocado.
La calle está despejada y llego al toque.
- ¡¿Te has comprado un vestido?! Pregunta Andrea cuando me ve entrar a la oficina.
- Sí, respondo, tengo que ir a la iglesia el sábado porque...
- ¡Te casas!
Siento cómo se me va el aire y tengo que apoyarme en una silla para reponerme. Estúpidos golpes bajos...