A veces se piensa mucho y se hace poco.
Quieres salir, o no, o sí, ¿o no? pero bueno, igual te quedas en tu casa, tomando limonada frozen , viendo películas de Ingmar Bergman y rascándole la panza al gato.
Piensas, piensas, piensas. No te mueves. Te duelen los huesos o algo por ahí dentro.
Hace falta algo. Pero no sé que es, no sé.
Y no son flores, ni pajaritos.
4 comentarios:
La lvedad dels er que se apropia de la escasa voluntad que manejamos, eso es. A mi me pasa muy seguido. Me voy al veterinario a ver que me receta. Abrazo poetisa
Electricidad.
Eso es lo que hace falta: electricidad.
Respecto a los sueños de mi blog, ¡me encantó tu comentario!
Así como lo planteás, el cortometraje me da miedo. Me encanta lo del sonido de caracol en la oreja. Eso, con las imágenes, me hace pensar en el video de «La señal». El que la gente veía y después cagaba fuego.
¡Gracias por pasar!
¡Bienvenida!
¡Abrazo!
El alma herida.
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