2014.
Estamos en tu casa. En el piso 18 de un edificio que está estratégicamente
ubicado frente al mar de Lima. Estamos en el aire.
Tu planta de cannabis, que es como tu hija-mujer-amante, está enorme y los nuevos cuadros de tu sala con motivos
circenses son tan geniales que se me olvida que no me gusta nada relacionado
con ese tema.
Se está bien en este lugar. Es ese olor a comida de mamá, es esta falta de gente y bullicio, es esta cantidad innumerable de libros de
historia y ciencias sociales, es el psicoanálisis, es Kant, son las piedras
de colores en el centro de la mesa.
Yo sé que me tengo que ir. Yo sé que esto es sociología,
estadística descriptiva, y que aquí se proyecta la gráfica de mi ascenso y
decadencia en la casa que he adoptado como enfáticamente mía. No encajo en
tu mundo porque los dibujos que pegué en tu refrigerador son sólo forma, sin
mero contenido.
-¿Hasta qué punto puede alguien saber lo que es conveniente o no?- pregunto.
-Somos seres humanos, somos mejores que los simios. Todo es
calculable - respondes.
2 comentarios:
Es primer blog que vuelvo a leer.
Es el primer blog vuelvo a leer luego de tanto tiempo.
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