Si me diera la gana ahora, podría ir a tu casa y secuestrarte.
Ir a buscarte y exigirte que nuevamente me quieras, que
dejes un ratito de pensar en tu nueva novia, en tu ex novia que no te deja en
paz, en tu prima que me detesta, en tu nueva camada de perros, en tu
papá. Que se vayan a la mierda, por favor.
Hoy he planeado
meterme en tu cuarto, reírme una vez más de tus mismos chistes
idiotas y quedarme callada escuchándote hablar de todo eso que yo no
sé, admirarte como nunca antes y sentir que a tu lado soy una niña, una
aprendiz sin talento.
Hoy, pisando el cadáver de todos, voy a ser tu novia de nuevo.
Luego saldré de tu casa feliz, pero en el camino tropezaré y con la caída me romperé la muñeca y la mitad de un diente. Me quedaré en la vereda sangrando mientras te veo salir apurado para encontrarte con tu chica, sin verme.
Qué triste.
En el futuro, me gustaría evitar la sangre en mi destino.
Siempre serás el peor de los karmas.