Nota aclaratoria: Todos los textos y dibujos publicados en este espacio son creados por la imaginación aturdida de la autora. Todo es ficción. Cualquier parecido con la realidad...


viernes, 25 de diciembre de 2015

Primera cita.

"No te rías, yo sé que no canto tan bien pero no por eso voy a disolver mi banda. Mira, puede que no hagas todo genial pero puedes ser genial haciendo todo lo que haces, aunque lo hagas mal. ¿Entiendes? Así nacen las cosas. Métetelo en la cabeza. La gente que quiere hacer todo perfecto al final no hace nada, porque la perfección es imposible. O solo hacen un par de cosas que han aprendido bien y ahí se les acaba todo. No se arriesgan y si te das cuenta siempre están inconformes y de mal humor. 
Si te quedas conmigo hoy te voy a enseñar mis teorías sobre el amor y la realidad y mi ensayo sobre la eliminación del miedo al ridículo en 3 tomos. Además tendrás acceso a mis apuntes con escritura especular, porque sé que no se me nota, pero soy uno de esos genios zurdos. No te rías así, cuando pierda los cuatro kilos que subí el mes pasado y me crezca la barba me vas a creer todo con solo mirarme. ¿A ti te gusta Babasónicos?".


domingo, 20 de diciembre de 2015

Caricia mental

Tal vez yo, así como los demás, llegue a encontrar el amor.
Pero en las perversidades. En la anormalidad.
En una guitarra distorsionada, en la risa macabra de la voz que me ha dicho que no, en el lapislázuli fúnebre de mis adornos sin cabeza, en los ojos amarillos que hace tiempo me miran reincidentes.
Tal vez también yo tenga a una boda linda y me deje fotografiar. Y respire hondo cuando me abracen mis amigos. Yo, así como los demás...


https://www.youtube.com/watch?v=NlP-Q048aDM

domingo, 22 de noviembre de 2015

Señor Ed.

La semana pasada estuve por Buenos Aires. Quise ir a visitarte como tanto te había prometido hace años, pero me estuve quedando casi todos los días en Palermo y cuando pregunté dónde quedaba Ramos Mejía me dijeron que estaba muy lejos, y nadie quiso acompañarme.
Además estuve tan ocupada; ya sabes, tours, paseos, lugares de entretenimiento. Y todo con fecha límite. Quería escribirte para decirte que lo siento, que debí llamar, enviar un mail, tratar de ubicarte. Tambíen para decirte que aún conservo el sapo que canta, el oso panda de peluche, las cartas de Magic y las notitas tuyas con caligrafía zigzagueante.
Hizo bastante frío el día que fui al Cementerio de la Recoleta. Le deje una flor a Evita y en ese momento también pensé en ti, en las charlas de madrugada, cuando me recitabas los discursos más célebres de Perón, tu tan citado modelo de conducta. Y en las calles recordé la moto marca Motomel que te compraste para conquistar chicas y que, al paso del tiempo, te dio buenos resultados.
Sueño aún con conocer tu casa de patio largo y acercarme a acariciar a Pelusa, Casilda y Negrete, cuyas anécdotas felinas me sé de memoria gracias a tu genuino talento para contar historias. No he olvidado nada de lo que alguna vez me dijiste.
Te abrazo desde otra ciudad. Y te dejo la promesa de que pronto estaré cerca nuevamente y cumpliré con el pacto establecido.
Si me dejas. Si tienes tiempo.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Hey Hey, My My

Le digo a B que me hace pensar en una película warholiana cuando despierto y lo veo mirándome. Se me ocurre que lleva horas ahí, contemplando ensimismado el arte de dormir o (siguiendo con la cinematografía) la ciencia del sueño. Sí pues, el amor hace de tus actividades prosaicas escenas inolvidables. Inolvidable es, por ejemplo, Gael García, travestido, cantando "Quizás, quizás, quizás" en La mala educación, o la misma figura en Tacones lejanos, pero esta vez con Miguel Bosé.
Yo bailando sin pantalones y B observándome de rato en rato mientras afina su guitarra. Yo tratando de ser Christina Ricci en Buffalo 66.
Nada de lo que pase entre B y yo será en vano, pero tampoco estará destinado a prosperar. Si algún día hago cine, contaré esta historia uniendo retazos de mis películas favoritas en un intento de explicar nuestra relación dramática y absurda, y la canción de cierre será My My, Hey Hey de Neil Young, la canción más acertada puesta en una película en toda la historia. Qué inolvidable, tirarme la pera en la universidad para ir a ver el especial de Dennis Hopper en el Centro Cultural de España, a las cuatro de la tarde, hace miles de años, cuando todavía no conocía a B y usaba poleras largas y mochilas flojas.
B sale del cuarto gritando algo sobre la falta de atención y dando un portazo. Yo siento que se acerca mi momento musical, la solución a mis problemas narrativos y emocionales. Salto de la cama y cojo su guitarra. Este instante podría ser tragicamente perfecto. Pero con B nunca se sabe y puede que en media hora regrese feliz, con una cajetilla de cigarros y dos sopas instantáneas. Bueno, de todas formas: the king is gone, but he is not forgotten... 


https://www.youtube.com/watch?v=cawk2cMTnGo



jueves, 1 de octubre de 2015

Ser

Todos los días se aprende algo.
Hoy aprendí que si metes pan de molde con queso y tomate al microondas, no sale una pizza.

Me gusta escuchar canciones románticas sesenteras mientras reflexiono sobre el amor, o mientras pienso a qué restaurante voy a ir ahora para aplacar el dolor de mis fracazos culinarios.
Ya no estás más a mi lado corazón, en el alma solo tengo soledad - canto mientras abro el tacho de basura y arrojo lo que pudo haber sido mi cena.
A veces hay que rendirse, saber decir: bueno, hasta acá nomás me afano, me retiro de la lucha. Estas canciones me ayudan a aterrizar ese tipo de ideas.
Y si ya no puedo verte, qué poder me hizo quererte...

Cuando una está sola no tiene mucho que reclamarle a los factores externos.
Ayer mi amiga Gracia sufrió otra decepción y me dijo que lo único que le pediría a Dios es no volverse a enamorar. Tenía los ojos llenos de lágrimas empozadas y una hamburguesa en la mano. No pude evitar soltar la carcajada. Ella sonrió porque creo que también notó lo ridículo de la situación. Gracia no sabe muchas cosas de la vida, por eso todavía es una dulce compañía. Para mí está bien, me gusta su espíritu masoquistamente incansable.

Yo me esfuerzo por quererme a mí misma, y me cuesta como mierda. Entonces querer a otros me cuesta 5 veces más. Es un desperdicio de energía. Desisto, me bajo del coche. Ya no creo que alguien sea tan importante. Ahora estoy tratando de enamorarme de mí y dios sabe que la estoy luchando, así que si alguien tiene intenciones de arruinar mis planes por favor párese ahí, no interrumpa.

A los 29 años quiero darme el lujo de tener afianzados algunos conocimientos y, como es propio, hacer uso de ellos.
Ya no pido nada, de repente por ahí que me salga bien una pizza cuando me está matando el hambre o que un hombre atractivo me diga que sí cuando quiero recibir mi dosis mensual de fluido espermático. Soy un ser de instintos primarios. Todos los días trato de aprender algo en evolución inversa, me voy deseducando. Hace años (cuando quería ser un lejano laberinto orbital regido por las leyes de la alquimia) un chico me dijo que yo era un "ser básico" y me molesté. Ahora creo que esa es una gran virtud. Hay que trabajar bastante para volver a ser lo que realmente es uno, después de que las normas sociales te han convertido en otro.

Hay que hacer siempre lo que el organismo disponga, sin sentir miedo, pena o vergüenza.
Si me quiero ir de una fiesta, me voy nomás, y si quiero callarme, bueno, me callo.


domingo, 17 de mayo de 2015

La que te quiere.

Siempre he sido yo la única que te quiere.

viernes, 24 de abril de 2015

Silencio.

Es la primera vez que me pasa.
Mis relaciones siempre han terminado con un “vete a la mierda, no quiero saber de ti nunca más”.
Y fin, todos lejos y felices.
Pero contigo no pude liberar al demonio en mí y me quedé callada. Ese fue mi jodido error.
Basándote en esa reacción has decidido creer que soy uno de los mejores humanos del mundo y te has quedado. ¡Qué bien! ahora somos amigos, y el hecho de haber pasado dos meses juntos, durmiendo calatos, hace que me tengas toda la confianza del universo.
Y ahí estás, contándome los nuevos problemas amorosos que aquejan tu vida y nublan tu tranquilidad. Es que tu nueva chica es, según tú, una inmadura egocéntrica, pero la quieres y ¿qué puedes hacer?. Me pides consejos y yo, estoicamente, he optado por seguirte la corriente y ser lo que quieres que sea. Entonces te respondo, te ayudo con la crisis, te suelto palabras alentadoras haciendo gala de mis genes de psicóloga en una madrugada cualquiera, y me admiras porque: cuánta madurez hay en mí.
Quiero gritar. Quiero (como toda chibola) eliminarte del feisbuk, borrar tu número de mi agenda, quiero chaparme al vecino en tu cara y preguntarte cómo te atreves siquiera a creer que tú y yo podemos seguir siendo amigos después de que preferiste estar con otra a estar conmigo. ¡¿Qué eres?! ¡¿un demente?!

Pero ya no puedo retroceder. Me doy cuenta de que, sin querer, me has convencido de algunas cosas. Así que inhalo, exhalo y respondo con un efervescente “holaaaa” tu último saludo en el whatsapp.
Sí, carajo, soy especial. Soy el mejor ser humano del mundo.


sábado, 17 de enero de 2015

Dos

De noche, saliendo del trabajo, he pasado a recoger un encargo en casa de él.
Nosotros cuando nos juntamos entramos en una especie de trance. Dentro de este trance nos olvidamos un poco, o casi completamente, de que existimos en un mundo lleno de otras miles de cosas, cosas reales, serias, que hay sociedad, colectividad, gente que nos quiere y espera mucho de nosotros. Ese es el antipoder de nuestro encuentro.

Pienso en Hancock. Así me siento. En esa película Will Smith y CharlizeTheron son una especie de dioses que pierden la invulnerabilidad y los poderes cuando están cerca el uno del otro, volviendo a ser mortales.

Llego a su casa para pasar el rato. Fumamos weed en su cuarto y tomamos varias chelas, nos reímos alucinando canciones y videos ochenteros que ahora son pura nostalgia.
Nos besamos hasta absorbernos media alma, nos quitamos la ropa rápido y tiramos hasta sentir que estamos violando a la vida, sacándole la mierda en el piso, haciéndole pagar toda la mala leche de varios años que no se nos olvidan.
Cuando el trance ha terminado ya todo es nuevamente colectividad y gente que nos quiere y respeta. No hay que fallarle a nadie y el amor no sirve para eso. Complica, entorpece.

Me voy de su casa rápido porque al día siguiente se trabaja temprano y necesito dormir. Voy camino a mi cuarto soñando con mi cama, mi limonada frozen y por ahí alguna buena película sangrienta que me arrulle. Se me acaba de ocurrir un cuento y tengo además una idea genial para la gráfica de mañana. Mi mente está nuevamente apta.
Lejos de él otra vez estoy bien. Soy supersónica, inmortal.