Nota aclaratoria: Todos los textos y dibujos publicados en este espacio son creados por la imaginación aturdida de la autora. Todo es ficción. Cualquier parecido con la realidad...


sábado, 17 de enero de 2015

Dos

De noche, saliendo del trabajo, he pasado a recoger un encargo en casa de él.
Nosotros cuando nos juntamos entramos en una especie de trance. Dentro de este trance nos olvidamos un poco, o casi completamente, de que existimos en un mundo lleno de otras miles de cosas, cosas reales, serias, que hay sociedad, colectividad, gente que nos quiere y espera mucho de nosotros. Ese es el antipoder de nuestro encuentro.

Pienso en Hancock. Así me siento. En esa película Will Smith y CharlizeTheron son una especie de dioses que pierden la invulnerabilidad y los poderes cuando están cerca el uno del otro, volviendo a ser mortales.

Llego a su casa para pasar el rato. Fumamos weed en su cuarto y tomamos varias chelas, nos reímos alucinando canciones y videos ochenteros que ahora son pura nostalgia.
Nos besamos hasta absorbernos media alma, nos quitamos la ropa rápido y tiramos hasta sentir que estamos violando a la vida, sacándole la mierda en el piso, haciéndole pagar toda la mala leche de varios años que no se nos olvidan.
Cuando el trance ha terminado ya todo es nuevamente colectividad y gente que nos quiere y respeta. No hay que fallarle a nadie y el amor no sirve para eso. Complica, entorpece.

Me voy de su casa rápido porque al día siguiente se trabaja temprano y necesito dormir. Voy camino a mi cuarto soñando con mi cama, mi limonada frozen y por ahí alguna buena película sangrienta que me arrulle. Se me acaba de ocurrir un cuento y tengo además una idea genial para la gráfica de mañana. Mi mente está nuevamente apta.
Lejos de él otra vez estoy bien. Soy supersónica, inmortal.