Nota aclaratoria: Todos los textos y dibujos publicados en este espacio son creados por la imaginación aturdida de la autora. Todo es ficción. Cualquier parecido con la realidad...


martes, 8 de octubre de 2019

El hombre más lento del mundo

Reacción tardía creo que se llama ese fenómeno en el que te das cuenta de algo después de un tiempo (segundos o minutos, generalmente).
Mis amigas siempre dicen que me pasan las cosas más raras del mundo y en las reuniones siempre nos reímos, o nos molestamos, o nos asombramos hablando de mi vida y de las de ellas también, que nunca se han quedado atrás cagándola.
Me mandé este preámbulo para dramatizar un poco lo que me pasó hace una semana más o menos: Estaba yo vendiendo por internet un pasaje a Cancún, mejor dicho, MI PASAJE a Cancún porque el chico de Israel que conocí hace unos meses y con el que planeé un reencuentro romántico en la playa y un posible futuro en Australia, me dijo que "by the way" había conocido a otra cuando le escribí para coordinar nuestros horarios. En fin, yo estaba ofertando el boleto a precio fumón, con el rimel corrido, dispuesta ahora sí a largarme a vivir a Cusco y cambiar mi vida, pero primero, claro, emborracharme hasta la inconsciencia, lista para resignarme al fracazo de una vez y pensando que esto de ser feliz no es para mí, ya qué chucha, otra misión tendré..., cuando alguien me dice "Hola" por el chat de facebook. Confieso que al inicio no tenía idea de quién era pero su nombre me sonaba. No me importaba, yo solo quería que alguien en la vida supiera disfrutar del viaje que yo me iba a perder y que obviamente Despegar me devolviera mi dinero, entonces de frente le di la información del vuelo queriendo enyucarselo a toda costa. Él me dijo que no me hablaba por eso, sino más bien por una conversación que dejo conmigo a medias en el 2013. Ahí descubrí, subiendo el chat, que efectivamente hace 5 años yo le había escrito para decirle que lo había visto en una expo de arte, que me gustaban sus pinturas y que quería tomar una chela con él un día, y él me había dicho que qué lindo pero que tenía novia y ahí terminó todo. Mi problema es que cuando algo se me ocurre lo intento, y por eso siempre estoy en situaciones bien bonitas, bien ridículas o bien turbulentas. El pintor me dijo que todos estos años había pensado mucho en mí, que me leía siempre y veía mis fotos. Ahora me escribía porque quería aceptar mi invitación e ir por mí y por esa chela y que si en todo caso la promoción ya no estaba vigente, me agradecía por ese acto espontaneo que siempre recordó y recordará con una sonrisa nostálgica. En ese momento, perdón por matar el romanticismo, yo seguía sin acordarme bien de su cara y sobre todo seguía queriendo venderle el maldito boleto a Cancún. Cinco años para aceptarme una chela, ya ni siquiera me acordaba que existía ese hombre, ¿qué demonios? ¿cinco años pensando en esa chela secretamente cuando mi vida ha sido algo así como el diario de Bridget Jones? Qué bestia para demorarse el flaco (de verdad es muy flaco) y yo justo ese día estaba criticando mentalmente a la chica que viene a limpiar la casa porque barre muy lento y tengo que esperar un buen rato para entrar a la cocina cuando estoy ciega de hambre. Perdóname Milagros, perdóname.
Bueno, el final de la historia es que el pintor y yo hablamos un rato más, nos encontramos, bebimos esa chela pasmada en el tiempo, fuimos felices y ahora nos vamos juntos a Cancún. No mentira, él no se va. Pero yo ya tengo un chico lindo para compartir cervezas y chistes estúpidos de los 90's por un tiempo que posiblemente sea breve, aunque me hace dudar porque no es cualquier chico, es el chico más lento del mundo.



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