Nota aclaratoria: Todos los textos y dibujos publicados en este espacio son creados por la imaginación aturdida de la autora. Todo es ficción. Cualquier parecido con la realidad...


martes, 8 de octubre de 2019

Ladrona de medias

"Estamos tan distraídos pensando en lo que queremos, que no vemos lo que llega, que a veces es mejor que lo que creíamos querer", me decía el novio mío mientras nos mecíamos en una hamaca en la selva. Las cosas no llegan cuando uno quiere sino cuando deben llegar, también me dijo alguien alguna vez. Yo me fui a la selva con una mochila llena de shorts y vestidos, dispuesta a quedarme 4 o 5 meses. Pero ya ves, que los planes son como una pared con la que uno siempre se estrella, y ahora estoy en Cusco, con el vestido lindo que me regaló mi mamá en mi cumpleaños y muriéndome de frío. Hasta ayer esperé la respuesta de la oferta de trabajo por la que había venido. De hostel en hostel andaba, para aumentarle aventura a mi vida, no mentira, para encontrar uno más barato siempre. En el más barato de ellos todos los chicos eran muy buena onda, mochileros misios pero generosos. La dueña me advirtio que guarde las cosas de valor porque siempre robaban. También me lo dijo una francesa apenas entré a mi cuarto, un hueco oscuro con olor a humo de diferentes naturalezas y hip hop a todo volumen. Hola Parcera, me dice un chico apodado "el gato". Pasé una sola noche ahí, mi laptop no me dejaba estar tranquila. Me fui temprano a otro hostel, uno "decente" y colgué mi toalla en el patio y mis medias recién lavadas. Yo había llevado a la selva taloneras delgadas y un solo par de medias largas y más o menos gruesas que me salvaban la vida en las noches. Ese día me dieron el trabajo, cerré contrato en una casa cerca a la plaza y le dije adiós a los hostels. Salí al patio a recoger mi toalla y mis medias, la toalla sí estaba ahí, pero las medias no. Me dio un mareo, se me movió un coágulo en el cerebro. ¿Se robaron mis medias? Esto es el colmo. Busqué y nada. Entonces vi unas medias de lana muy largas y gruesas colgadas ahí mismo. El coágulo me palpitaba. Yo no iba a congelarme una noche más hasta que llegara mi ropa de Lima. Miré para todos lados, agarré las medias y huí. Llegué a mi nueva casa con mis también nuevos antecedentes: Mucho gusto, Melissa Lozada, diseñadora gráfica y ladrona de medias.

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